¿MORIR A LOS 75 AÑOS?
¿Cuántos años deberíamos vivir hasta que la pérdida de facultades físicas o mentales amenacen con convertirnos en una carga para los demás?
¿Cuál es el punto de no retorno en el natural proceso de envejecer?
"Trabajaste duro cuando joven, hiciste una carrera profesional y tuviste una familia. A mí me parece una buena vida. Entonces, ¿por qué correr el riesgo de terminar senil, babeando, siendo una responsabilidad para los demás?"
Así explica Ezequiel Emanuel, de 57 años de edad y médico oncólogo, su decisión de ponerle fin a su vida a los 75 años.
Para más señas, Emanuel es el director del Departamento de Bioética Clínica, del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos.
Es decir, es alguien que conoce lo que la medicina moderna puede hacer para alargar las expectativas de vida de una persona.
Más allá del tabú sobre la muerte, o las implicaciones éticas y religiosas que conlleva, para Emanuel es un asunto de escoger un punto ideal para morir.
"Morir nos quita la posibilidad de tener nuevas experiencias, de pasar más tiempo con mi esposa e hijos. Pero vivir mucho también es una pérdida", expresa.
En su opinión, aún cuando la persona esté en condiciones físicas aceptables, se encuentra en franco deterioro porque pierde capacidad para ser creativo y para trabajar.
También cambia la manera como las personas se relacionan con el individuo.
Cuando un médico lo dice…
Quizás lo que más llama la atención sobre la posición de Emanuel es que sea un médico quien lo plantee.
Un doctor que en vez de dar esperanzas frente a la enfermedad o la muerte, nos confronta con otra realidad sobre las verdaderas capacidades de la medicina.
Más allá de supersticiones o creencias religiosas sobre vida después de la mu, la mayoría de las personas confía en que la medicina puede - y debe- extender los años de vida hasta donde sea posible.
El punto crucial, en palabras de Emanuel, es que aun cuando muchas terapias puedan prolongar nuestra existencia, no necesariamente prolongan la calidad de nuestro funcionamiento.
Lo que el individuo entendía como vida plena o activa se ve limitada por discapacidades, enfermedades crónicas.
Según Emanuel, el porcentaje de personas que sobreviven un ataque ha crecido 20% en comparación con el pasado.
Sin embargo, muchos de estos sobrevivientes quedan seriamente discapacitados.
"Por un lado es un triunfo de la medicina. Por el otro lado, no lo es tanto", comenta el oncólogo.
Aquí es importante notar que Emanuel no está planteando que las personas deban tomar acciones deliberadas para acelerar su muerte.
Su posición es que al llegar a los 75 años, se negará a recibir cuidados médicos como quimioterapias, marcapasos o antibióticos que pretendan prolongar su existencia.
"No quiero ser llevado por el estamento médico a tomar remedios", dice.
¿A favor de la eutanasia?
Se ha hablado mucho de eutanasia y el derecho de cada uno a terminar su vida antes de que se vuelva indigna, y la senilidad sea demasiada para soportarla.
Recientemente fue muy difundido el caso de Brittany Maynard, la joven estadounidense a quien los médicos le diagnosticaron un cáncer terminal y le dieron seis meses de vida.
Maynard tomó la decisión de recurrir al suicidio asistido el 3 de noviembre pasado, luego de pasar sus últimos meses cumpliendo una lista de deseos y cosas por hacer antes de partir.
A pesar de esto, para el doctor Emanuel es difícil conciliar su posición personal con su negativa a la legalización de la eutanasia para los pacientes con enfermedad terminal.
Él insiste en que es su posición personal, y no desea influenciar en ninguna política de estado al respecto.
Para Emanuel, cambiar la ley para permitir suicidios asistidos genera muchos más problemas legales y morales que son más complicados de resolver, y pueden dar espacio al abuso de estas medidas.
No todos envejecemos igual
Emanuel también está al tanto de que cada persona envejece de una manera distinta.
Una persona le comentó una vez que su padre estaba en sus 80, tocaba el saxofón en la mañana, luego corría un kilómetro y medio, y terminaba el día jugando tenis con sus amigos.
"Puedes hacer varias cosas para vivir una vida vigorosa, intelectualmente vibrante: el ejercicio es muy importante, mantener una vida social muy activa, y seguir trabajando, porque te obliga a interactuar socialmente, a tener rutinas, a tener un plan y lograr objetivos", dice Emanuel.
Todas esas actividades te permiten mantenerte activos, pero también es cierto que no todos pueden mantenerse así.
Otras personas le han comentado que al arribar a los 70, muchas veces se muestran más despreocupadas y felices, con menos presiones.
"Claro, pero muchas personas al llegar a esa edad se adaptan a sus limitaciones y bajan sus expectativas. ¿Esa es la manera de alcanzar la felicidad?", responde Emanuel.
Además agrega lo que él considera una pequeña muestra de lo que va a ser su experiencia con más años.
"Hablo por Skype con mis hijas, y cada vez me dicen que estoy más olvidadizo. Pero yo no lo noto. Ellas sí".
Es cuando el pensamiento de deslizarse felizmente hacia la senilidad mientras se convierte en un peso para su familia le parece una manera muy poco atractiva de envejecer.
Al final, admite que el límite de 75 años es algo arbitrario.
Emanuel lo justifica diciendo que poner ese límite te hace pensar qué es lo que estás haciendo con tu vida.
Emanuel no busca seguidores, solo plantea un reto a que las personas piensen en su propia filosofía de vida.
"Creo que uno de los problemas es que si no estableces una fecha, no confrontas el problema del deterioro. Para mi es mejor enfocarse en que tienes 75 años de vida. ¿Qué es lo que vas a hacer con ese tiempo?".
Ese es el reto que nos plantea Emanuel.
fuente: BBC Mundo
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